El esperado viaje de estudios de cuarto de la ESO

14/05/2025

ITURRAMA. Todo comenzó meses atrás, a principios de curso, cuando los alumnos y alumnas, ilusionados por el último año de la ESO, empezaron a organizar el que sería uno de los momentos más esperados: el viaje de estudios. Con entusiasmo y espíritu emprendedor, diseñaron un logo del instituto y pusieron en marcha una venta de camisetas, sudaderas y bolsas para recaudar fondos. Gracias a esta iniciativa, lograron cubrir parte de los gastos del viaje y, señala Maelle Dozzi "sirvió para obtener los primeros fondos y abaratar el fin de curso pero, también, para hacer grupo y coordinarnos".

Finalmente, el viernes 12 de abril, a las siete de la mañana, partieron rumbo a Calella. La primera parada fue en Murillo de Gállego (Huesca), donde practicaron rafting en el río Gállego, rodeados de espectaculares paisajes y los majestuosos Mallos de Riglos. Una jornada "llena de adrenalina" que dio comienzo a la aventura. "Para mi el descenso del rio fue mi actividad favorita", explica Amaia Urrizola.

El segundo día, tras la primera noche, se dirigieron a Tarragona. Por la mañana visitaron las ruinas de la antigua ciudad romana de Tarraco y, por la tarde, disfrutaron de tiempo libre para pasear por la ciudad o relajarse en la arena "hubo incluso quien aprovechó para dormir en la playa", señala Mikel Hernández. La noche trajo nuevas anécdotas, ya que los profesores permitieron un horario más flexible para regresar al hotel "no todo el que hubiesemos deseado", apostilla Ibai Iragi.

El tercer día les llevó a Barcelona. Desde el autobús, una guía les fue explicando los principales puntos de interés mientras recorrían Montjuïc, el Arc del Triomf, la Pedrera, la Casa Batlló y otros lugares emblemáticos. También hubo tiempo para detenerse ante la impresionante Sagrada Familia. Tras la visita, el grupo pudo pasear libremente por la ciudad y comprar recuerdos para sus familias. "Es una ciudad vibrante divertida y nos gustó conocerla en grupo", explica Asya Mestre.

El cuarto y último día completo estaba reservado para disfrutar en Port Aventura. Aunque las expectativas eran altas, el gran número de visitantes —coincidiendo con festivos y otros grupos escolares— provocó largas colas que dificultaron el acceso a las atracciones. “Fue el peor día”, comentaba Mikel Ezkieta, alumno de 4.º B. “Esperé cuatro horas para una atracción y no pude montarme en ninguna por averías y las interminables colas”. A pesar del contratiempo, la última noche, sin hora de vuelta al hotel, compensó con creces la jornada. Fue una noche de celebración, amistad y fiesta.

El martes 16 de abril, a las diez de la mañana, el grupo regresó a Iruña con sueño, resaca emocional y una mochila cargada de recuerdos, anécdotas y buenos momentos compartidos. Sin duda, una experiencia que permanecerá en la memoria de todos y todas.