Encuentro intergeneracional en Iturrama: cuando la memoria une lo que el tiempo separó

26/05/2025

Por las paredes del centro San Juan Bosco resonaron ecos de una historia que aún late. Fue el pasado jueves, 15 de mayo, cuando los alumnos de cuarto de la ESO del instituto Iturrama tendieron un puente entre generaciones con una sola herramienta: la palabra. 

La semilla brotó de un cómic. "El abismo del olvido", que narra silencios forzados de la Guerra Civil, se transformó en voz, en gesto, en memoria viva. Los estudiantes convirtieron su lectura en proyectos visuales, frases ilustradas, relatos compartidos. Los mayores del centro, que ya habían sido tocados por el eco de una tertulia anterior, ofrecieron su espacio como si ofrecieran también su tiempo. “El verdadero olvido llega cuando ya no queda nadie que lo recuerde”, recordó Antonio Hernández, uno de los organizadores. Y esa mañana, el olvido se acalló.

La sala se llenó de emociones contenidas. Con delicadeza, los alumnos expusieron sus trabajos mientras los mayores compartían historias familiares que dormían en rincones del alma. “La guerra crea historias muy distintas, pero lo que las entrelaza es el dolor”, compartió Marta Martínez. “Mi bisabuelo calló, fingiendo que no existió. Otros contaban para que el olvido no se las llevara. Dos maneras distintas, las dos igual de válidas”.

Los testimonios florecieron. Se escucharon frases que parecían salidas del propio cómic: “Mi padre acogía a cualquiera, aunque no tuviera para comer. Donde comen cuatro, también comen cinco”, narró Mari Carmen Giménez, del club de lectura.

Se cantó, también. Aimar Begiristain, Saioa Maiza y Jon Navarro ofrecieron “Maravillas”, la canción del grupo Berri Txarrak que da voz a la niña Maravillas Lamberto, símbolo del horror silenciado. “Me he emocionado escuchando las anécdotas... y también con la canción”, dijo Eder Santana. “Es muy importante conocer nuestra historia y comentarla con personas mayores. Ha sido muy bonito”, agregó Unai Elizalde.

Y sí. Fue bello. Fue crudo. Fue memoria viva. “Recordar el pasado es algo crucial”, dijo Concha del Pilar. “Es impresionante todo lo que puede mover un cómic”, concluyó Helena Gutiérrez.

Cuando se apagaron las luces y los dibujos quedaron colgados en las paredes, una certeza quedó flotando en el aire: que la memoria compartida no solo enseña historia, también enseña humanidad.